La deuda pública acaba 2013 en el 94% del PIB, 10 puntos más que hace un año
El lastre del pasivo se triplica con la crisis hasta el nivel más alto de los últimos 100 años
España se encamina a superar el billón de euros de deuda pública,
la misma cantidad que significa el conjunto de su economía y casi el
triple que antes de que comenzara este lustro de crisis. El cierre de
2013 muestra cómo el pasivo ha batido una nueva marca, hasta alcanzar un
total de 961.555 millones de euros, lo que representa el 93,7% con
relación al producto interior bruto (PIB) del año pasado, con las
estimaciones de Hacienda. Son 10 puntos más que la deuda reconocida hace
un año, si bien tras recalcularse la contabilidad nacional el pasado
verano, la ratio de deuda de 2012 avanzó del 84,2% al 86% en 2012, con
lo que el salto se reduciría a ochos puntos. Se trata de la mayor cota
del último siglo porque, según la serie actualizada del FMI, a
principios de siglo XX llegó a tocar el 123% del PIB.
La previsión del Gobierno era que 2013 acabara en 90,5% aunque en septiembre la elevaron hasta el 94,2%. La financiación del déficit, es decir, el dinero que cuesta cubrir la diferencia entre lo que recauda y gasta el Estado, la factura de la banca y el coste público de la factura social de la crisis, como las prestaciones por desempleo, han ido engordado el lastre de la deuda y el problema añadido es que a la economía, recién salida de la recesión más larga de la etapa democrática, le aguardan unos años de bajo crecimiento que dificultan el pago de lo debido. Y las medidas de ajuste para controlar ese déficit y embridar la deuda frenan el despegue económico que a su vez, alimentando un círculo vicioso, obstaculizan el saneamiento de las cuentas públicas.
Si en en 2007, el peso de la deuda pública con relación al PIB se situaba en el 36%, prácticamente la mitad de la ratio europea, en el tercer trimestre lo superó por primera vez: alcanzó el 93,4%, según los datos de Eurostat, frente una media europea del 92,2%. Y es que el pasivo público del conjunto de la zona euro había logrado reducirse de un trimestre para otro por primera vez desde 2007, mientras que España protagonizó el tercer mayor incremento interanual de la unión monetaria, solo por detrás de Chipre y Grecia.
"Ahora hemos pasado el momento más crítico: cuando PIB nominal bajaba y la deuda crecía a un ritmo mucho más rápido [lo que por tanto engorda la ratio], con el rescate bancario y el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), ahora el momento es menos dramático, pero necesitamos reducir el endeudamiento no solo porque lo pida Bruselas, sino porque nos hace mucho más débiles", explica Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo.
Solo en el pago intereses, cargar con estas deuda se comían más de 38.000 millones de euros en intereses de los presupuestos del año pasado y se han calculado otros 36.000 para 2014 gracias a que la mejora de los mercados permite a España pagar menos rentabilidad a los inversores que compran bonos y letras del Tesoro.
El plan de estabilidad del Gobierno preveía que la deuda tocase techo en 2016, al filo del 100% del PIB (99,8%) y a partir de ahí empezase a bajar, pero en los Presupuestos para 2014 admitió que en 2015 superaría por primera vez ese umbral del 100%.
La previsión de ese 100% en 2015 coincide con el último informe del servicio de estudios del BBVA, según las estimaciones de BBVA Research, que advirtió de que "todavía queda un amplio camino de control del saldo público" si se quiere reconducir la senda de deuda por debajo del límite del 60%. "Para ello, se requiere no solo comenzar a registrar superávits primarios en las cuentas públicas, sino que es necesario que el crecimiento nominal de la economía sea superior al tipo de interés implícito de la deuda pública", puntualizan los expertos.
Entre 1998 y 2007 se cumplió esta condición y la deuda pública se redujo en más de 27 puntos porcentuales del PIB gracias a un crecimiento económico del 7,5% del PIB nominal en promedio anual que "compensó el pago de intereses de la deuda (con un tipo implícito medio anual del 5,3%)". Este escenario, según los expertos, es difícil que pueda volver a producirse antes de 2016.
El aumento de la deuda pública es un problema en toda la periferia de la zona euro y no faltan quienes defienden la necesidad de aplicar quitas y reestructuraciones para que la unión monetaria salga del atolladero. Por ejemplo, el FMI publicó el mes pasado un informe de los profesores de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en el que sostienen que "las reestructuraciones serán necesarias particularmente en la periferia de Europa”. "Dada la magnitud de la deuda y la previsión de un periodo sostenido que bajo crecimiento es dudoso que la austeridad fiscal resulte suficiente, combinada incluso con represión financiera", aseguran.
La previsión del Gobierno era que 2013 acabara en 90,5% aunque en septiembre la elevaron hasta el 94,2%. La financiación del déficit, es decir, el dinero que cuesta cubrir la diferencia entre lo que recauda y gasta el Estado, la factura de la banca y el coste público de la factura social de la crisis, como las prestaciones por desempleo, han ido engordado el lastre de la deuda y el problema añadido es que a la economía, recién salida de la recesión más larga de la etapa democrática, le aguardan unos años de bajo crecimiento que dificultan el pago de lo debido. Y las medidas de ajuste para controlar ese déficit y embridar la deuda frenan el despegue económico que a su vez, alimentando un círculo vicioso, obstaculizan el saneamiento de las cuentas públicas.
Si en en 2007, el peso de la deuda pública con relación al PIB se situaba en el 36%, prácticamente la mitad de la ratio europea, en el tercer trimestre lo superó por primera vez: alcanzó el 93,4%, según los datos de Eurostat, frente una media europea del 92,2%. Y es que el pasivo público del conjunto de la zona euro había logrado reducirse de un trimestre para otro por primera vez desde 2007, mientras que España protagonizó el tercer mayor incremento interanual de la unión monetaria, solo por detrás de Chipre y Grecia.
"Ahora hemos pasado el momento más crítico: cuando PIB nominal bajaba y la deuda crecía a un ritmo mucho más rápido [lo que por tanto engorda la ratio], con el rescate bancario y el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), ahora el momento es menos dramático, pero necesitamos reducir el endeudamiento no solo porque lo pida Bruselas, sino porque nos hace mucho más débiles", explica Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo.
Solo en el pago intereses, cargar con estas deuda se comían más de 38.000 millones de euros en intereses de los presupuestos del año pasado y se han calculado otros 36.000 para 2014 gracias a que la mejora de los mercados permite a España pagar menos rentabilidad a los inversores que compran bonos y letras del Tesoro.
El plan de estabilidad del Gobierno preveía que la deuda tocase techo en 2016, al filo del 100% del PIB (99,8%) y a partir de ahí empezase a bajar, pero en los Presupuestos para 2014 admitió que en 2015 superaría por primera vez ese umbral del 100%.
La previsión de ese 100% en 2015 coincide con el último informe del servicio de estudios del BBVA, según las estimaciones de BBVA Research, que advirtió de que "todavía queda un amplio camino de control del saldo público" si se quiere reconducir la senda de deuda por debajo del límite del 60%. "Para ello, se requiere no solo comenzar a registrar superávits primarios en las cuentas públicas, sino que es necesario que el crecimiento nominal de la economía sea superior al tipo de interés implícito de la deuda pública", puntualizan los expertos.
Entre 1998 y 2007 se cumplió esta condición y la deuda pública se redujo en más de 27 puntos porcentuales del PIB gracias a un crecimiento económico del 7,5% del PIB nominal en promedio anual que "compensó el pago de intereses de la deuda (con un tipo implícito medio anual del 5,3%)". Este escenario, según los expertos, es difícil que pueda volver a producirse antes de 2016.
El aumento de la deuda pública es un problema en toda la periferia de la zona euro y no faltan quienes defienden la necesidad de aplicar quitas y reestructuraciones para que la unión monetaria salga del atolladero. Por ejemplo, el FMI publicó el mes pasado un informe de los profesores de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en el que sostienen que "las reestructuraciones serán necesarias particularmente en la periferia de Europa”. "Dada la magnitud de la deuda y la previsión de un periodo sostenido que bajo crecimiento es dudoso que la austeridad fiscal resulte suficiente, combinada incluso con represión financiera", aseguran.
FUENTE:http://economia.elpais.com/economia/2014/02/17/actualidad/1392627220_817904.html
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