TRABAJO
Empleos en el sector servicios
'Es increíble la capacidad de resignación... Trabajamos a cualquier precio'
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'Cuando mi hija me dice vamos al cine, puede ser muy de vez en cuando porque es un lujo'
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'Encima tenemos que dar gracias porque por lo menos tenemos trabajo'
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La tasa de temporalidad del cuarto trimestre se ha situado en el 23,92%
Un camarero atiende a unos clientes en un restaurante.
CARLOS GARCÍA
'Precariado', dícese de aquellas personas con contratos de trabajo temporales, o que pasan largas temporadas en paro, con bajos salarios cuando trabajan, sin posibilidad de formación y con largas jornadas laborales. Una expresión que en España se podría aplicar al 23,92% de la población, según los datos de temporalidad de la EPA del cuarto trimestre.
El sector servicios es donde se encuentran la mayoría de los contratos que muchos definirían como precarios. Comercio, restauración... Y más aún tras la campaña de Navidad. Y es que los tan deseados contratos indefinidos son ya un 'rara avis' en el mercado laboral español como demuestran las cifras publicadas esta semana por el Ministerio de Empleo en las que el 42% de los contratos firmados en diciembre (campaña de Navidad) fueron inferiores a un mes, y más de la mitad de ellos con una duración de 7 días.
Estas navidades no era difícil ver en cualquier centro comercial al mismo/a joven envolviendo regalos desde primera hora y hasta el cierre, o a los enternecedores pajes reales y ayudantes de Santa Claus día tras día ofreciendo caramelos, pintando caras y atendiendo a niños y padres por salarios que rozan la vergüenza y con jornadas maratonianas.
"No importan las condiciones, ni los derechos, lo importante es cotizar..."
Un ejemplo es Mari, una joven que trabaja en un punto de venta de un
centro comercial de Madrid con un contrato temporal. Cuenta algunos
ejemplos de compañeras que han sufrido abusos en su trabajo. "La mayoría
de la gente que pasa por aquí estaba contratada por la campaña de Navidad,
del 1 de diciembre al 5 de enero. Una compañera que cobraba 650 euros
al mes se quedó sin cobrar las 24 horas y media extra que hizo. Ni las descansó ni las cobró. Le dijeron que por ese punto cada año contratan gente diferente para la campaña y no es la primera a la que se lo hacen".En su anterior trabajo en otra gran superficie, Mari también sufrió las 'malas artes' de una firma de joyería: "Cuando hacías horas extra, no las pagaban según convenio. Lo que hacían era una ampliación de jornada. Por ejemplo, yo tenía 20 horas por contrato a la semana y me las subían a 40 o 48. Y no podías elegir entre cobrar el tiempo que hacías de más o librarlo, era decisión de la empresa siempre". En su actual puesto, ve a diario como los trabajadores fijos (en su mayoría mujeres) son remplazadas por otros temporales.
Sin embargo, la mayoría de los casos de este tipo de empleos no se quedan solo en la temporada sino que cada vez es más frecuente que se conviertan en un modelo de vida y el sustento de las familias. Es la historia de Silvia.
'A cualquier precio'
Su marido se quedó sin empleo en Galicia hace dos años, "debido a la 'prometedora' fusión bancaria Caixanova y Caixagalicia". Aunque la nómina no era muy alta, unos 1.100 euros, era suficiente para llegar, sin lujos, a fin de mes.Tras un año en el paro, encontró finalmente trabajo en un 'communication center' de una conocida empresa alemana. Tiene un contrato temporal fin de obra y está contratado por una ETT.
Como cuenta Silvia, "cada mes la nómina es una sorpresa". Cobra 7,50 euros la hora, así que "hay meses de 532 euros, hay otros que llegamos a los 800... Trabaja según las estimación de llamadas que se van a recibir, y en función de esto hay más personal o no, por tanto o trabajas o no".
Así hay semanas donde trabaja de 10.00 horas a 16.00 horas, otras donde descansa tres días y trabaja el fin de semana, porque se prevén más llamadas. Trabajó el día de Navidad, año nuevo... "Pero como también hubo varios días libres en diciembre, su nómina de ese mes fue de 532 euros, imagínate si no hubiese trabajado los festivos. Fue una suerte", de nuevo hay que estar agradecido", añade.
"Después de 30 años en la hostelería, he vuelto a las mismas condiciones con las que comencé en 1985"
La familia de Silvia no es de grandes lujos, ni ha vivido por encima
de sus posibilidades, ni tienen una hipoteca insostenible. "Es increíble
a la capacidad de resignación que hemos llegado y a la capacidad de
asunción del "por lo menos trabajo" , ya casi no importan las condiciones, ni los derechos, lo importante es cotizar decimos... A cualquier precio", asegura.Situaciones como la que describe Silvia son cada vez más comunes. Es el caso de Soraya (nombre ficticio porque tiene miedo a perder su trabajo). Después de tres años en paro estas navidades gracias a la apertura de un nuevo supermercado conseguía trabajo como reponedora, cajera, dependienta... Entra a trabajar a las 08.30 horas de la mañana y hay muchos días que no se va hasta las 18.00, eso si llega el turno siguiente. Su contrato temporal, su salario neto 850 euros.
La temporalidad de los contratos es uno de los factores que más contribuyen a la precariedad laboral. Sin embargo, la retribución salarial, muchas veces insuficiente, o la jornada de trabajo que se tenga son dos factores que se dan cada vez más.
Ciudadanos que antes de la crisis ocupaban un buen puesto de trabajo, buen salario y buenas condiciones laborales se han visto forzados, tras ser despedidos, a aceptar trabajos que poco tienen que ver con su nivel de formación y con precarias condiciones.
En esta situación sen encuentra en la actualidad M.C. Tras una década como 'maitre' en un restaurante fue despedido el mismo día que comunicó la fecha de una operación quirúrgica y tras la advertencia de que si se quería quedar tendría que aceptar una reducción salarial del 50%. Decidió salir de allí con su indemnización de 20 días por año trabajado.
Después de recuperarse de su operación (estuvo tres meses) tardó otros tres encontrar un nuevo trabajo en hostelería en el que ahora lleva seis meses. Su contrato es indefinido, gracias a que la empresa consiguió una subvención de 3.000 euros de una entidad bancaria.
Ahora bien, las condiciones dejan mucho que desear. Cobra 1.200 euros por una jornada de trabajo de 12.00 de la mañana a 01.00 horas de la noche, con media hora para comer y media para cenar, sin fines de semana -sólo un domingo de cada tres y a partir de las 18.00 horas- y sin saber si librará un día, uno y medio, medio, dos o una tarde siendo "imposible" conciliar la vida familiar con la laboral.
"No me quejo, expongo lo que tenemos que aguantar, dando gracias porque por lo menos tenemos trabajo. Pero después de 30 años en la hostelería, he de decir, que he vuelto a las mismas condiciones con las que comencé en 1985", sentencia.
COMENTARIOS DE LOS LECTORES DE 'EL MUNDO '
veo que has aprendido la lección. Dices lo que quieren que digas. Lo mejor es la resignación. Y es que en UK, Moscu, Berlin o Seatle o Madrid mandan exactamente los mismos. Los amos del mundo a través de sus perritos falderos encajados en el bipartidismo. Nos hacen creer que lo normal es que alguien gane 50.000 euros al mes y otros 500 euros. Lo peor es que muchos, como tú, lo creen y se resignan. Van ganando. Yo no me resigno y lucharé contra ellos. Al menos por mis hijos.
El economista Garicano decía el otro día que
creemos que en España se vive mejor que en el resto de Europa y no es
así. Se trabajan muchas más horas, sin apenas tiempo libre para la
familia o el ocio, y bajos sueldos. Y no sólo en los casos del comercio y
hostelería, como recoge el artículo, sino en el de profesionales
cualificados. Esperemos que todo sea coyuntural, pero lo que si hay que
cambiar de una vez para siempre son nuestros horarios laborales.
El sistema es magnífico, yo te dejo el despido y
los sueldos por los suelos, a cambio tu despides a los empleados y metes
a dos muchachos en el lugar de cada uno con menos de la mitad del
sueldo anterior y muchas más horas por delante. Así reducimos el paro a
la mitad, y tú aumentas tu producción para ti solo y sin que nadie pueda
decirte ni "mu"... Excelente.
Supongo que de todo habrá en España pero yo solo
conocí y trabajé para "empresarios" explotadores. Aconsejo a todos
aquellos que no han conseguido una plaza de funcionario que, si pueden,
emigren. Yo lo hice hace ya bastantes años y no me he arrepentido ni un
solo día. Es cierto que al principio es duro, y que en todas partes hay
abusos, corrupción, paro, delincuencia y demás, pero al nivel que ha
llegado todo eso en España, ni de lejos. Suerte a todos.
La necesidad fabrica costumbres y estas derivan
en leyes. Con los años nos parecerá normal, ya que nos acostumbramos a
todo; es la capacidad humana de adaptarse al medio. Los empresarios, en
la década prodigiosa, no repartieron cuando sus beneficios eran de
varios ceros, ahora que hay pérdidas, se apoyan en una legislación que
pareciese haber sido redactada por ellos mismos. Hay que tener una cosa
siempre presente: ellos apuestan su capital, pero no pueden sacar un
negocio ellos solos. No quieren impuestos, no quieren pagar a los
empleados... solo quieren ganar.
que pocos politicos, mencionan esto sean del bando que sean, y, lamentablemente también, que pocos medios de comunicación...
Lamentablemente muchos jóvenes (la inmensa
mayoría aquí en Andalucía) están más preocupados de cómo pillan la
borrachera del fin de semana y de si su equipo ha ganado o perdido, que
del futuro que les están robando día, a día.
A este paso nos van a dar envidia las condiciones
laborales de china, han convertido españa en polvorín, ya veremos si
les parece tan buena idea cuando esto les estalle en la cara.
Frente al "Trabajamos a cualquier precio" está la
clase político-sindical dedicada al robo y la corrupción y a los que
sencillamente....se la trae floja.
#2
Opino muy parecido a ti, es la capacidad humana de adaptarse al miedo,
no al medio, es lo que hace que no se proteste con la contundencia
debida (no apoyo la kale borroka ni es un llamamiento a la violencia).
Las huelgas sirven si son mayoritarias y el cambio de voto sirve si es
masivo. Lo que ocurre se veia venir tras la reforma laboral, y a quienes
lo deciamos se nos tachaba de alarmistas, antiespañoles, rojos y no se
cuantas cosas más. Ahora estamos recogiendo la cosecha de abrojos por no
haber arado con profundidad y eliminado las raices. Nos servirá de
lección? o seguiremos votando a quienes nos hacen la vida más dificil,
eso si, culpando a los demás de sus actos.La filosofía de trabajo de Ford
Henry Ford fue un pionero del estado de bienestar a través de la sociedad de consumo. Buscó mejorar el nivel de vida de sus trabajadores y reducir su rotación. La eficiencia suponía contratar y mantener a los mejores trabajadores. El 5 de enero de 1914, Ford anunció su programa retributivo de 5 dólares al día. Este programa revolucionario también incluía la reducción de la jornada laboral de 9 a 8 horas al día, 5 días a la semana, así como el ya mencionado incremento desde 2,34 dólares al día hasta 5 para los trabajadores calificados.9Ford fue criticado por Wall Street por haber comenzado la implantación de la semana de 40 horas y por establecer un salario mínimo. Sin embargo, demostró que un pago así permitía a sus trabajadores el comprar los mismos coches que producían, y que por lo tanto era bueno para la economía. Ford denominó a este incremento en los salarios como una forma de compartir el beneficio. El salario de 5 dólares se ofrecía a los hombres mayores de 22 años que hubiesen trabajado en la compañía durante 6 o más meses y, más importante si cabe, llevasen una vida que fuese aprobada por el «Departamento de Sociología». No aprobaban ni la bebida en abundancia ni el juego. El departamento utilizaba a 150 investigadores y apoyaban que los jefes mantuviesen los estándares de los empleados. Un gran porcentaje de los empleados consiguieron calificar para recibir esta parte de los beneficios.
Ford estaba completamente en contra de los sindicatos en sus fábricas. Para parar este tipo de actividad promocionó a Harry Bennett, un antiguo boxeador de la marina, para que fuese la cabeza del Departamento de Servicio. Bennet utilizó varias tácticas de intimidación para acabar con la organización de sindicatos. El incidente más famoso, en 1937, fue una sangrienta pelea entre el cuerpo de seguridad y los sindicalistas enfrente de los medios de comunicación
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