Mayor premio económico tras el Nobel
Cinco planes para la ruptura del euro
Ajubel
- El dueño de Next paga 300.000 euros al mejor plan sobre esa posibilidad
- Se trata del premio de Economía mejor pagado tras el Nobel
Acertar con el plan más adecuado para una posible ruptura del euro tiene un jugoso premio que se pagará, como no podía ser de otra manera, con otra moneda: 250.000 libras (unos 300.000 euros).
Ésa es la cifra que recibirá el ganador del concurso creado por el magnate Barón Wolfson de Aspley Guise, consejero delegado de la compañía británica de ropa Next, para elegir la mejor idea en el caso de que uno o más países tengan que dejar la moneda comunitaria.
Lord Wolfson afirmó, cuando convocó el concurso, que él, en realidad,
quiere que la moneda europea continúe pero que "en el caso de que la
situación no se estabilice, Europa no debe entrar en un vacío de poder", algo en lo que pueden contribuir estas propuestas.
En concreto los trabajos presentados debían responder a esta pregunta: "Si algunos estados miembros abandonan la Unión Económica y Monetaria, ¿cuál es el mejor modo de gestionar dicho proceso económico para ofrecer la base más sólida para el futuro crecimiento y prosperidad de los actuales miembros?".
De un total de 452 candidaturas han quedado cinco propuestas finalistas, que optarán al premio mejor dotado en el campo de la Economía tras el Nobel. El jurado, formado por un 'think tank' con expertos independientes, permite ahora a los finalistas pulir sus propuestas hasta el 29 de mayo y el 5 de julio se anunciará el ganador.
Bootle cree que, para lograrlo, los países con problemas deberían
"abrazar la idea de dejar el euro más que temerla". "Es parte de la
solución no del problema, ya que los países se volverían más
competitivos y la única manera de lograrlo sin que se produzca un
desastre, con el colapso del sistema bancario, es dejando el euro",
añade.
El Gobierno del país saliente, pongamos que es Grecia, debería cambiar la denominación de su deuda a la nueva divisa nacional y dejar clara su intención de renegociar los términos de su deuda, lo que implicaría una suspensión de pagos "sustancial" hasta reducir su endeudamiento al 60% del PIB. Añade que todos los compromisos públicos deberán ser así redenominados bajo la nueva moneda.
Sin embargo, deja a los tribunales la decisión de la denominación de los compromisos de deuda privados y corporativos, la mayor parte de los cuales se dejarán en el euro y los menos cambiarán a la nueva moneda. Asimismo, en el día 'D' del cambio recomienda que la nueva moneda, pongamos el dracma, se introduzca con paridad sobre el euro, aunque lo lógico es que se produzca una fuerte devaluación en cuanto entre en los mercados.
De este modo, los países que tuvieran que dejar el euro y crear una nueva moneda -pongamos como ejemplo la peseta- deberían reemplazar al euro en una proporción establecida.
La autora recomienda que esa proporción esté en línea con la actual distribución del euro. Por ejemplo, si un país posee el 30% del 'stock' de euros' y sale de la eurozona, cada euro en el país debería ser sustituido por la siguiente paridad: 0,3 unidades del 'nuevo' euro y 0,7 pesetas. Ambas monedas -'nuevo euro' y peseta- partirían de la paridad con el 'viejo euro'.
El mecanismo evita automáticas pérdidas a los prestamistas mediante la devaluación de la nueva moneda y, por consiguiente, reduciría el número de impagos. Esto se debe a que algunos deudores, que hubieran decidido solicitar una suspensión de pagos debido a la devaluación de la moneda, no se declararán en quiebra, sólo lo harán los que no hubieran podido pagar en cualquier caso.
El objetivo es frenar la fuga de capitales (y, por tanto, el pánico bancario así como las crisis financieras y sociales) y, al mismo tiempo, ser justo con todos los poseedores de euros.
Para solucionar este problema, proponen qie las deudas contraídas
bajo la ley nacional se redenominen en la nueva moneda del país mientras
que aquellas bajo ley internacional pasen a ser nominadas en el nuevo
euro.
Remarcan que es un aspecto crucial, ya que hay que los contratos de deuda bajo ley extranjera ascienden a 10.000 billones de euros pendientes de pago, con especial penetración en España y Portugal.
Esto daría más munición a los mercados para continuar atacando las "debilidades estructurales" de la moneda en otros países.
El ensayo mantiene que Alemania, como país que ejerce la "garantía" de la moneda, y quizá también Francia deben poner en marcha un plan secreto para la posible ruptura con el objetivo de "pillar a los mercados desprevenidos".
Para ello propone establecer un detallado calendario semana a semana y, una vez, que se produzca la disolución, que se pongan en marcha las nuevas divisas lo más pronto posible.
Pone como ejemplos Checoslovaquia, la Unión Soviética e India y
Pakistán. Tepper defiende que la salida se haga "por sorpresa", si puede
ser, en un fin de semana y un par de días más de cierre de los bancos.
El economista argumenta que los verdaderos problemas no surgen del proceso de salida en sí mismo, sino de los problemas que motivan la salida, como la necesidad de incumplir pagos y devaluar la moneda que pueden tener países como Grecia, España o Portugal.
En definitiva, asegura que las salidas y devaluaciones de la moneda a menudo se ven como un 'Apocalipsis' pero que, en realidad, no lo son.
fuente:http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/12/economia/1334221933.html
Ésa es la cifra que recibirá el ganador del concurso creado por el magnate Barón Wolfson de Aspley Guise, consejero delegado de la compañía británica de ropa Next, para elegir la mejor idea en el caso de que uno o más países tengan que dejar la moneda comunitaria.
Lord Wolfson.
En concreto los trabajos presentados debían responder a esta pregunta: "Si algunos estados miembros abandonan la Unión Económica y Monetaria, ¿cuál es el mejor modo de gestionar dicho proceso económico para ofrecer la base más sólida para el futuro crecimiento y prosperidad de los actuales miembros?".
De un total de 452 candidaturas han quedado cinco propuestas finalistas, que optarán al premio mejor dotado en el campo de la Economía tras el Nobel. El jurado, formado por un 'think tank' con expertos independientes, permite ahora a los finalistas pulir sus propuestas hasta el 29 de mayo y el 5 de julio se anunciará el ganador.
1.- Devaluación indolora
El ensayo de Roger Bootle, de la consultora Capital Economics, centra su atención en la manera de lograr una depreciación de la moneda local, que conlleve una bajada de los salarios y precios reales con "el menor trastorno práctico".El autor resume su propuesta (en inglés)
El Gobierno del país saliente, pongamos que es Grecia, debería cambiar la denominación de su deuda a la nueva divisa nacional y dejar clara su intención de renegociar los términos de su deuda, lo que implicaría una suspensión de pagos "sustancial" hasta reducir su endeudamiento al 60% del PIB. Añade que todos los compromisos públicos deberán ser así redenominados bajo la nueva moneda.
Sin embargo, deja a los tribunales la decisión de la denominación de los compromisos de deuda privados y corporativos, la mayor parte de los cuales se dejarán en el euro y los menos cambiarán a la nueva moneda. Asimismo, en el día 'D' del cambio recomienda que la nueva moneda, pongamos el dracma, se introduzca con paridad sobre el euro, aunque lo lógico es que se produzca una fuerte devaluación en cuanto entre en los mercados.
2.- Cómo frenar la fuga de capitales
La inversora privada Catherine Dobbs propone "revertir" el proceso por el que se creó el euro.De este modo, los países que tuvieran que dejar el euro y crear una nueva moneda -pongamos como ejemplo la peseta- deberían reemplazar al euro en una proporción establecida.
La autora recomienda que esa proporción esté en línea con la actual distribución del euro. Por ejemplo, si un país posee el 30% del 'stock' de euros' y sale de la eurozona, cada euro en el país debería ser sustituido por la siguiente paridad: 0,3 unidades del 'nuevo' euro y 0,7 pesetas. Ambas monedas -'nuevo euro' y peseta- partirían de la paridad con el 'viejo euro'.
El mecanismo evita automáticas pérdidas a los prestamistas mediante la devaluación de la nueva moneda y, por consiguiente, reduciría el número de impagos. Esto se debe a que algunos deudores, que hubieran decidido solicitar una suspensión de pagos debido a la devaluación de la moneda, no se declararán en quiebra, sólo lo harán los que no hubieran podido pagar en cualquier caso.
El objetivo es frenar la fuga de capitales (y, por tanto, el pánico bancario así como las crisis financieras y sociales) y, al mismo tiempo, ser justo con todos los poseedores de euros.
3.- Redenominar la deuda
Los autores Jens Nordvig y Nick Firoozye, investigadores en el banco de inversión japonés Nomura, argumentan que una de las principales razones por los que una ruptura del euro pueda ser "desordenada" está en la incertidumbre legal ligada a la deuda contraída en euros.El autor resume su propuesta (en inglés)
Remarcan que es un aspecto crucial, ya que hay que los contratos de deuda bajo ley extranjera ascienden a 10.000 billones de euros pendientes de pago, con especial penetración en España y Portugal.
4.- Disolución total del euro
Neil Record, un economista que trabajó en el Banco de Inglaterra y especialista en divisas, sostiene que si algún país tiene que salirse del euro, "debería disolverse toda la zona euro", ya que en ese momento la visión de la moneda como "permanente" se hará insostenible.El autor resume su propuesta (en inglés)
El ensayo mantiene que Alemania, como país que ejerce la "garantía" de la moneda, y quizá también Francia deben poner en marcha un plan secreto para la posible ruptura con el objetivo de "pillar a los mercados desprevenidos".
Para ello propone establecer un detallado calendario semana a semana y, una vez, que se produzca la disolución, que se pongan en marcha las nuevas divisas lo más pronto posible.
5.- No es el apocalipsis
Jonathan Tepper, coautor de un libro sobre la crisis de deuda soberana y editor jefe de un grupo de investigación macroeconómico, cree que la ruptura del euro no sería algo tan "problemático", ya que hay numerosos países que ya salieron de una unidad monetaria y que podemos aprender de lo que hicieron.El autor resume su propuesta (en inglés)
El economista argumenta que los verdaderos problemas no surgen del proceso de salida en sí mismo, sino de los problemas que motivan la salida, como la necesidad de incumplir pagos y devaluar la moneda que pueden tener países como Grecia, España o Portugal.
En definitiva, asegura que las salidas y devaluaciones de la moneda a menudo se ven como un 'Apocalipsis' pero que, en realidad, no lo son.
fuente:http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/12/economia/1334221933.html
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